La resolución firmada por el
ministro de Educación bonaerense, Alejandro Finocchiaro, establece que no se
admitirán las actividades político-partidarias en las instituciones educativas.
El ministro recalcó que la escuela “debe volver a ser un lugar sagrado”.
Según Finocchiaro, que reglamentó
la utilización de los edificios escolares, “la escuela debe ser el espacio de
la pluralidad y no de voces sesgadas. Tiene que ser un lugar de todos y hay que
evitar, dentro de ella, la sectorización de la sociedad”.
El Director General de Cultura y
Educación resaltó que “se puede debatir sobre ideas en las escuelas siempre y
cuando estén representados todos los sectores;
pero estará vedado cuando se quiera
teñir el espacio de reflexión de un solo color político- partidario. Los
partidos deben promover estas actividades en espacios concebidos para ese fin”.
La medida adoptada se enmarca
dentro de la normativa que dispone el
empleo de la sede escolar fuera del horario de clases, como así también durante
los feriados y días inhábiles para la realización de actividades educativas,
deportivas, culturales, recreativas y solidarias.
Del mismo modo, la
Resolución N° 7 con fecha del 16 de Enero del 2017, establece que no podrán realizarse
actividades con connotaciones raciales o que afecten los principios y fines
establecidos por la Constitución Nacional y la Constitución de la Provincia de
Buenos Aires.
Tampoco se permitirá el expendio
de bebidas alcohólicas, tabaco y la realización de juegos de azar, según
dispone expresamente la reglamentación.
La medida intenta así preservar a
la escuela en su función pedagógica y a las actividades que en ella se
desarrollan en correspondencia con el espíritu
y con los objetivos de los lineamientos curriculares.
En tanto, Finocchiaro aclaró que
“esta resolución se suma a otras políticas de Gobierno que tienden a recuperar
la normalidad de roles y responsabilidades dentro de las instituciones”.
Cabe destacar que la resolución
no fue adoptada de manera aislada sino que integra una serie de medidas
tendientes a la normalización del espacio escolar, como lo fue la modificación
al Código de Faltas que introdujo un cambio en las penas para quienes agredan
y/o agravien a docentes, en un esfuerzo por restaurar y devolver la autoridad
al docente y el acompañamiento a su
investidura.
En ese sentido, Finocchiaro
enfatizó que “la escuela debe volver a ser un lugar sagrado, donde toda la
comunidad educativa se sienta resguardada y protegida. En definitiva, debe ser
un ámbito de respeto para todos los que allí enseñan y estudian y un espacio
idóneo para un buen proceso de aprendizaje y crecimiento”.
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