El peronismo tradicional culpa al
kirchnerismo de haber ninguneado la territorialidad y minimizar el poder del
“aparato”. La discusión trasciende las fronteras del PJ, y hoy es un tema de
constante intercambio de ideas puertas adentro de los diferentes espacios
políticos, en particular en el oficialismo.
Mientras el peronismo debate cómo
resurgir de la dura derrota del año pasado, y los intendentes bonaerenses piden
y asumen más protagonismo, el partido tampoco puede escapar a la necesidad de
competir con alguien que “se venda solo” por su imagen pública. Fuera de las
personalidades conocidas, y que de alguna u otra manera tuvieron protagonismo
en 2015, carece hoy de esa figura.
En Cambiemos, el radicalismo es
el espacio que más vocifera por ese respeto a la territorialidad. Obvio, dobla
en intendentes bonaerenses al PRO.
No obstante, en el macrismo
debaten en la misma discusión más de lo que públicamente se conoce. Con las
distancias del caso salvadas, Macri no difiere demasiado de la lógica
cristinista del proyecto sobre los nombres, y de sus propios nombres por sobre
los demás.
“La elección la van a jugar Macri
y Vidal”, dicen quienes adhieren a la teoría. “Si no tenemos armado político y
no nos concentramos en sumar, vamos a poner en riesgo todo”, advierten aquellos
que creen que se necesita algo más que una imagen para ganar.
CLAVES
*2017 es para el oficialismo la
prueba de fuego. Hasta en el propio PRO reconocen que una derrota en la
Provincia hipoteca el mandato de Macri y acerca a Cambiemos al fracaso.
*Para el PJ, el primer desafío es
ordenarse y encontrar la síntesis que lo represente. La historia dice que para
ganar el poder se unen. El escenario actual deja muchas dudas.
*Sergio Massa debe resolver cómo
se despega del Gobierno (sobre todo en la Provincia) y qué rol asume ante la
dispersión del Frente para la Victoria.
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