martes, 23 de febrero de 2016

Macri vs. Vidal: la batalla por el poder



Por Mario Baudry


La paritaria docente puso de relieve las distintas grietas en la administración pública nacional y provincial. La gobernación de la provincia de Buenos Aires les cayó de regalo, y conformar su equipo no fue tarea sencilla para la gobernadora María Eugenia Vidal.


Tuvo que importar a casi todos sus funcionarios desde el gobierno de la Ciudad, o recurrir a viejos amigos, sin experiencia en la administración pública, aunque en segundas líneas dejó a gran parte de la administración sciolista; un cóctel peligroso en cuanto a la formación de equipos, todos vienen de sectores distintos.

El radicalismo bonaerense se quedó sin espacios en la administración pública; aunque fue un fuerte bastión en el armado territorial para la elección provincial, desde la UCR se sintieron menospreciados con la magra cosecha de cargos
provinciales.

En el Gobierno nacional, la situación es parecida; la conformación del gabinete trajo aparejado un rejunte de políticos de distintas corrientes ideológicas, algunos economistas ortodoxos y otros moderados, cuyas disputas internas las sufre la gente en el vaivén económico del gobierno.

Pero la mayor crisis interna del gobierno se vivió la semana pasada, cuando el ministro de Educación, Esteban Bullrich, llegó a un arreglo de la paritaria docente nacional, que desde la mesa docente sindical enunciaban en un 40% y desde el gobierno reducían a un 33%, sólo una cuestión semántica, en cualquiera de los dos casos, un número que la provincia de Buenos Aires no va a poder pagar, sin perder los 50.000 millones de endeudamiento que le otorgó la Legislatura.

La situación se tornó tan conflictiva para la Provincia, que la Gobernadora, en la reunión de gabinete donde se lanzó el aumento del mínimo no imponible de $ 15.000 a $ 30.000, obligó a derogar el incremento, ya que la Provincia no estaba en condiciones de pagar ese monto.

Esto llevó al ministro Bullrich a retractarse y desandar el camino, tuvo que tirar para atrás la firma del acta acuerdo, hasta nue-vo aviso, poniendo de manifiesto los diferentes criterios existentes en el Gobierno nacional.

Desde el Frente Renovador que conduce Sergio Massa vieron la situación con preocupación, ya que resulta muy evidente la conflictividad social que estas idas y vueltas van a generar, y salieron rápidamente a despegarse del gobierno del presidente Macri.

La diferenciación vino de la crítica a otras medidas, como la falta de actualización de la tablita de escalas salariales para Ganancias, y no le votaron el DNU que denegaba la devolución del 15% a las provincias. Dos temas que a sabiendas iban a poner a la gente de su lado.

En el massismo no quieren que el descontento social los deje pegados; van a acompañar a Macri mientras las encuestas lo beneficien, pero si el ajuste sigue siendo extremo, no van a acompañar.

En el Gobierno nacional vieron con preocupación el fin de semana las encuestas que marcan una preocupante sensación social, que no es del todo cierta pero marca una tendencia: “Macri gobierna para los ricos”. Desde el gobierno quieren salir a revertir esa imagen, pero todavía nadie sabe cómo.

Las medidas que toma el gobierno se explican poco, y la sociedad las interpreta con su bolsillo. Esto tiene una simple explicación: no es lo mismo un equipo para hacer una campaña electoral que un equipo para gobernar.

Y muchos consideran que ahí está el error de Macri: puso a su gente de confianza en la campaña para llevar adelante una gestión de gobierno. Por eso muchos auguran un rápido cambio de gabinete en áreas claves. Aunque los que conocen a Macri creen que esto es poco probable.

En el gobierno provincial, las disputas de poder entre los ministros no están lejos de asemejarse a la situación nacional; hay dos grupos, bien marcados, que se pelean por espacios de poder, sin lograr resolver todavía el problema de la administración bonaerense.


Todos pensaron que la Provincia era distinta, que era un juego de nenes, como aseguraban en Cambiemos; pero la realidad les golpeó la cara, la crisis provincial se acrecienta cada día, sin poder encontrar un horizonte cercano de equilibrio fiscal; las cuentas no cierran, y con los amigos nacionales que parecen enemigos, cierran menos. 




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