Apuesta a forzar la llegada de un
"Newmann boy" al Juzgado Federal 1 de La Plata, con competencia
electoral en toda la Provincia, mediante una jugada viciada de ilegalidad. La
trama detrás de la designación de un juez en conflicto con los Derechos
Humanos.
El presidente Mauricio Macri debe
revalidar en 2017 su gestión en las elecciones Legislativas y no hace pie en la
Provincia, no por nada caracterizada como la “madre de las batallas”. Para colmo,
el Congreso le rechazó su reforma política. Cercado, apuesta a remover al Juez
que tiene competencia electoral, ¿y colocar a un “propio”?
Las elecciones legislativas de
2017 no pintan fáciles para el Gobierno. Mauricio Macri no es candidato pero
Cambiemos debe revalidar una gestión que, por ahora, no muestra brotes verdes,
y que suma el rechazo de la opinión pública, verificado en la mayoría de las
encuestas elaboradas en Buenos Aires, que es, como siempre, la instancia
decisoria de toda elección nacional.
Es imperioso para Cambiemos
obtener un buen resultado. Es más: ata todas sus esperanzas de superviviencia a
alcanzar el objetivo de mínima: un empate técnico o un escenario de tercios con
el resto de la oposición que no asoma sencillo. Para colmo, el Congreso terminó
rechazando la reforma política a la que se aferraba como la mayor arma
electoral, luego de que especialistas dieran cuenta de la vulnerabilidad del
voto electrónico que proponía Macri y la oposición sospechara que se urdía una
maniobra por detrás.
Ahora, acorralado, Macri metió
otro manotazo. Esta vez, el objetivo es quedarse con la Justicia Electoral
bonaerense. Hasta el 30 de noviembre, la jueza Servini de Cubría, de la Capital
Federal, fue designada por el Consejo de la Magistratura para subrogar la
competencia electoral bonaerense, que, en rigor, le correspondía ejercer al
titular del Juzgado Federal 3, de Ernesto Kreplak. ¿Por qué el CM le “amputó”
esa función? Se sospecha que por su pasado como funcionario del Ministerio de
Justicia durante el gobierno de CFK.
Como sea, la subrogancia de
Servini de Cubría se extendió del 30 de noviembre hasta el 31 de marzo,
prácticamente la fecha de inicio de la parte jugosa del calendario electoral.
La extensión de esa subrogancia se votó junto a varias otras, con una
particularidad: la de Servini fue por un trimestre y las restantes por un año.
¿Por qué? Se preguntó la oposición dentro del Consejo. La respuesta no tardó en
llegar y dejó atónito a más de uno.
Espontaneidad
Enterado de la precaria extensión
de la subrogancia de Servini de Cubría, el juez federal del fuero criminal y
correccional de Tres de Febrero, Juan Manuel Culotta, presentó
“espontáneamente” el 14 de diciembre una nota al Consejo en la que pedía el
traslado de competencia a La Plata. En la misiva,
dijo que el motivo de la petición es su interés “en un crecimiento profesional
teniendo en cuenta que se trata de un juzgado con mayor jurisdicción
territorial, donde tramitan causas complejas, en especial aquellas vinculadas
con delitos de lesa humanidad”.
La declaración encierra un
cinismo alarmante: Culotta fue denunciado en el Consejo de la Magistratura por
Estela de Carlotto, que lo acusó, en su paso por la Sala I de la Cámara Federal
de San Martín, de haber tergiversado pruebas y haber invocado hechos falsos
durante el juicio contra el ex secretario del Ejército Eduardo Alfonso, en
2011, por delitos de lesa humanidad, con la intención de garantizar su
impunidad.
La petición de Culotta fue bien
acogida dentro de la mayoría oficialista del Consejo de la Magistratura que,
para guardar las formas, pidió a la Cámara Federal que diera su opinión. Por
mayoría, ese cuerpo decidió no presentar objeciones aunque con un recaudo: los
jueces marcaron que es competencia del Consejo velar por la legalidad del
traslado.
Los votos en disidencia, de los
jueces Schiffrin, Calitri y Vallefin subrayaron las graves irregularidades que
pesan sobre la maniobra. Por ejemplo, que ya existe un concurso abierto
-trámite número 348, sospechosamente demorado luego de haber sorteado un
jurado- para designar un juez al frente del Federal 1 de La Plata, y que
cualquier traslado debe hacerse dentro de la misma jurisdicción y la misma
competencia. Por esos motivos, llegaron a tachar por “inconstitucional” la
petición del Consejo de la Magistratura.
La advertencia de tres de los
jueces de la Cámara no fue óbice para que el trámite siga su curso. Se prevé
que esta semana, la Comisión le de el visto bueno al pedido de Culotta y que, a
más tardar, a comienzos del año que viene, se resuelva en el Plenario su
designación. Para lograrlo, el Gobierno necesita apenas 7 votos, mayoría
simple.
Por qué ese juzgado, por qué ese
juez
Sobre Culotta hay hechos
comprobables y dichos difíciles de digerir. En los corrillos políticos se le
atribuye una relación estrecha con el macrismo y hasta un pasado en común en el
colegio Cardenal Newmann, cámara de origen de la mayoría de los funcionarios
PRO. Difícil de comprobar: En toda la red no hay un solo currículum, a pesar de
que se trata nada menos que de un juez federal.
¿Qué hay detrás del pedido de
Culotta y de la reprochable actitud del Consejo de la Magistratura? Fue dicho:
el Federal 1 con competencia electoral tiene múltiples atribuciones y un
amplios poderes en una elección. Puede, por ejemplo, impugnar y habilitar
candidaturas. Podría, en tal caso, impedir la presentación de un candidato o de
un partido.
En el peronismo no se andan con
medias tintas y leen la jugada como un claro intento para proscribir una
eventual candidatura de Cristina Fernández de Kirchner, que, según distintas
encuestas, tiene una intención de votos que en ningún caso baja del 25 por
ciento.
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