Por primera vez rompió la regla del macrismo de no
financiarse con el Central, como hacía Cristina.
Los 15.300 millones de pesos que recaudó el Tesoro en el
mercado el pasado 17 de marzo no le alcanzaron para llegar a fin de mes. El
volumen de compromisos del Estado Nacional superó otra vez sus ingresos
tributarios. Y, por eso, el ministro de Hacienda y Finanzas, Alfonso Prat Gay,
y su secretario de Hacienda, Gustavo Marconato, tuvieron que pedirle un
salvavidas al Banco Central (BCRA).
Por primera vez en lo que va del año, el BCRA giró recursos
a Hacienda a través del instrumento tradicional de "adelantos
transitorios", el nombre con el que se denominan estos préstamos al Tesoro
a cuenta de las ganancias del Banco Central, usados hasta el límite por
Cristina Kirchner y Axel Kiciloff, en una política que el macrismo al llegar al
Gobierno tildó de inflacionaria y se prometió no repetir.
En 2016 Prat Gay estimó que necesitará un total de 160.000
millones de pesos del Banco Central, exactamente el doble de los $80.000 mil
millones que tomó el Gobierno el año pasado.
En enero, cuando Prat Gay presentó sus metas de déficit e
inflación del año, daba cuenta de un total de 160.000 millones de pesos que el
Banco Central pondría a disposición del Tesoro en calidad de adelantos
transitorios, exactamente el doble de los $80.000 mil millones que tomó el
Gobierno del BCRA el año pasado.
De ese total, el 17 y el 18 de marzo pasado, la entidad que
preside Federico Sturzenegger hizo una transferencia por $ 10.300 millones,
según difundió el mismo BCRA, 5.000 un día y otros 5.300 el siguiente. Pero no
se trata del primer giro del Central al Gobierno de Macri. Ya el 30 de
diciembre le había adelantado otros 5.000 más.
Estos $10.300 millones representan el 6,63% de la totalidad
de adelantos transitorios que Prat Gay y Marconato estimaron que necesitarían a
lo largo de todo 2016 y su efecto inflacionario es leve porque se vio
compensado con otras políticas de Federico Sturzenegger, presidente del Banco
Central: dejar caer el dólar y sostener altas las tasas de interés.
Los especialistas coinciden en que las necesidades de
financiamiento del gobierno se concentran en el segundo semestre del año. Por
eso preveían que hasta abril, aplicando las correcciones fiscales anunciadas a
tiempo, el Estado Nacional no iba a tener necesidad de recurrir a las fuentes
no primarias de financiamiento, como las ganancias del BCRA y de la Anses.
Hasta ese momento, el Tesoro había optado por financiar la
diferencia entre ingresos y egresos mediante la colocación de deuda. El 25 de
febrero mediante la colación de Bonar 18 y Bonar 20, había recaudado $11.900
millones; y luego, el 17 de marzo, otros $15.300 millones.
No obstante, estos $27.200 millones no alcanzaron para
cubrir el rojo de $23.734 millones del primer bimestre más el que se sumará al
terminar marzo. Por eso, además de tomar $6.858 millones de la Anses (del Fondo
Garantizado de Sustentabilidad, para ser más precisos), ahora Prat Gay echó
mano sobre las utilidades del Banco Central.
Esta ayuda financiera constituye la primera emisión de pesos
del año por necesidades del Tesoro. El compromiso del Gobierno de Macri es
minimizar todo lo posible la emisión de dinero para financiar al Tesoro, por
eso el acuerdo con los holdouts y el posterior reingreso al mercado de
capitales es crucial en la estrategia oficial. Sin acceso al crédito externo,
se reducen las alternativas: reducir el déficit de un plumazo, o financiarlo
con emisión monetaria y, por ende, con inflación.
El impacto inflacionario
El esfuerzo de Sturzenegger por reducir la velocidad de
emisión de dinero del 40% al 25% entre diciembre y febrero se vio opacado por
un aumento al 28% en marzo.
De todos modos, esta emisión no va impactar tanto en la
economía porque lo que emitió por un lado, el Banco Central se lo ahorró por
otro. Es que la caída del dólar redujo la cantidad de pesos que el BCRA debió
desembolsar en el mercado de futuros por los seguros de cotización de la
divisa. De hecho, la baja del dólar este mes significó ingresos para el Central
por aproximadamente el 80% de la emisión que le requirió la asistencia al
Tesoro.
Además, en febrero el Tesoro le había restituido préstamos
al Central por $4.300 millones, lo que aceleró la reducción de la cantidad de
pesos circulando en la economía, por lo que el aumento de dinero circulante
sigue dentro de los parámetros establecidos por la autoridad monetaria.
Sin embargo, entre esta emisión y la devolución de pesos
encajados a los bancos para cumplir con los requisitos mínimos de dinero en
efectivo, la base monetaria volvió a repuntar. En lo que va del mes el BCRA
aumentó la base monetaria en más de $32.000 millones, $3.000 millones más del
esfuerzo de absorción de $29.000 millones realizada en el mes de febrero.
En otras palabras, la absorción monetaria realizada por
Sturzenegger entre diciembre y febrero por reducir la velocidad de emisión de
dinero del 40% al 25%, se vio opacada por un aumento de 3 puntos porcentuales
este mes. Así en marzo, la velocidad de expansión trepó al 28%.
Es que sostener la desaceleración requiere subir incluso más
la tasa de interés de las Lebacs, pero eso implica encarecer aun más el crédito
y el objetivo de Sturzenegger es, por el contrario, bajar la inflación y
también la tasa.
A la vez, en el Central no consideran que esta emisión vaya
a estar mucho tiempo en la calle, explicó un especialista consultado. El grueso
de estos pesos serán utilizados por el Gobierno para comprarle al Banco Central
dólares con los que cumplir con los vencimientos en divisas del Tesoro (pagos a
organismos multilaterales y vencimientos de intereses de bonos en dólares). Es
decir que en breve volverán a las arcas del BCRA.
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